En 1913 se formó una comisión presidida
por Mariano Puig con el propósito
de construir el templo, en un predio
donado por Reynaldo
Cullen, frente a la plaza del
incipiente poblado.
Si embargo, por diversas razones
ese anhelo no pudo concretarse hasta
1929, cuando se procedió a la puesta
en marcha de la iniciativa, con
la colocación de la piedra fundamental
el 15 de Diciembre de ese año. Mediante
planimetrías donadas por Cullen,
el edificio se llevó adelante y
el 17 de abril de 1932 fue bendecido.
Con el transcurso del tiempo tuvo
una serie de intervenciones que
contribuyeron a jerarquizarlo, como
el cerramiento de las galerías laterales,
construcción de espacio verdes y
retiro del cerco sobre el frente
principal.
De armónicas proporciones y bien
iluminado, el ámbito arquitectónico
interno se presenta austero, haciendo
prevalecer unas pocas decoraciones
en la caja muraria y su equipamiento
litúrgico.
El ingreso se realiza a través
de un breve porche al que se accede
desde el atrio, presentando la fachada
un conjunto de pilastras que rematan
en un frontispicio escalonado, inscripto
tímidamente en el lenguaje neocolonial.
En el eje de composición aparece
la torre-campanario, la que constituye
un punto de referencia urbano que
armoniza con los ejes de simetría
de la plaza central.