EL
LLANTO DEL NIÑO
Entre gritos y risas,
Entre el ruido agudo del cristal que crepita,
Entre el estruendoso festejo que se avecina,
El llanto de un niño en la expectante penumbra.
Entre
el reflejo enceguecedor
De las luces de una ciudad que transita
Sobre horas decapitadas y eternas codicias,
El llanto de un niño entre la sombra se agita.
Ni
una sola palabra,
Ni un solo verso palpita,
No hay mensajes ocultos,
Ni expresiones gastadas,
Ni un gesto de orgullo,
No hay intenciones guardadas,
Ni la absurda malicia,
En el llanto de un niño en la oscuridad de
la noche.
¡Si sólo pudiera cerrar mis oídos
al mundo!,
Callar mi lengua afilada,
Dejar de correr hacia el segundo que viene,
Dejar de perseguir las luces que fascinan la mirada,
Podría ver y escuchar al niño que clama,
en la oscuridad de la noche.