Eduardo Izquierdo tenía 12 años cuando llevaba
la leche a la cremería de Campo Andino, donde
nació y vivió hasta que se casó.
Sus padres trabajaban como medieros en un campo,
el y sus hermanos ayudaban. "Todos los días, después
del ordeñe el tractor y chata llevaba los tachos
de leche a la cremería distante 10 Km, hasta que
cerró y se terminó el acarreo; en el campo se
aprende a manejar de todo, desde chico", contó
Eduardo mientras hojeaba un cuaderno con prolijas
anotaciones, fechas, cargas, precios, cambios
de moneda año tras año sorprenden los números.
"Esto lo aprendí de mi viejo, anotá todo, me decía".
Debido al cierre de la cremería su papá compró
un camión y Eduardo, con 18 años, tomó el volante
y comenzó a andar caminos con cargas de cereal
y leña en pueblos cercanos, también a ferias ganaderas
llevando animales. Al poco tiempo agregaron acoplado
y alargó el recorrido. En 1992 se casó instalándose
en Laguna Paiva. Con camión propio dejó el traslado
de hacienda, sus cargas fueron y son diversas
prevaleciendo el cereal, recorriendo rutas que
lo llevan por el norte y centro del país. Alguna
vez fue al sur, con posibilidades y logros, pero
cambiando camión y acoplado. A veces salen en
grupos de camioneros, todos llevan utensillos
de cocina y una vez recordó Eduardo, se detuvieron
en un monte santiagueño, otro camionero, Sergio
Buigues, con pericias de cazador y cocinero, coció
arroz con palomas. Momentos inolvidables en largas
jornadas. En otra oportunidad que esperaban en
Lanas Oeste el turno se complicó, controles estrictos,
documentos y otros datos, a veces se hace larga
la espera en playas de estacionamiento; ese día
mientras esperaban para cargar fertilizante, cocinaron
estofado y al momento de echar los fideos al agua,
los llamaron, levantaron todo y al terminar de
cargar recién pudieron comer entre risas y hambreados.
Siguió recordando Eduardo que sobre el año 2003
venían desde el norte y al llegar a Nelson por
la Ruta 11 se encontraron con la tremenda inundación.
Largas filas de vehículos, horas y horas de espera
para pasar lentamente derivaron en pleno centro
de Santa Fe, en esas calles angostas para camiones
hasta poder llegar a la autopista Santa Fe - Rosario.
Anécdotas, aprendizajes en compañía o solos, amistades
que nacen en las rutas, escuchando radio, mateando
al compás del motor, bajo noches estrelladas,
sol ardiente, fríos y enfrentando tormentas, deseando
llegar a casa en fechas importantes sin poder
compartir con la familia. Al no tener otro medio,
como un caracol con la casa a cuestas, muchas
veces llevó a pasear a la familia en camión, con
colchones, sillones y todo lo demás. Quiere que
sus tres hijos estudien y hagan su propio destino.
Eduardo dice que este año es muy crítico y no
conviene salir lejos. En ocasiones no se llegan
a cubrir los gastos de mantenimiento del camión,
también hay tiempos que no se trabaja, como vacaciones
forzadas esperando surja algo. Camioneros que
sentados al volante en un ir y venir de rutas,
sus historias van rodando por territorio argentino.