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Laguna Paiva languidece al trote y entre el barro...

"Laguna Paiva languidece al trote y entre el barro ..", tal es la impresión que a simple vista surge al viajero que llega a nuestra ciudad. "Laguna Paiva muere cada día un poco", tal vez es lo que piensa el habitante que debe vivir en su seno. "En Laguna Paiva no pasa nada", es la clásica expresión del muchacho que por razones de estudio o trabajo tuvo que alejarse y regresa de paseo esporádicamente.

Mucho nos duele a quienes por razones de sentimiento nos sentimos ligados a esta tan nueva ciudad. Hay en todas esas aseveraciones un cúmulo de verdad inexpugnable. Un análisis exhaustivo y frío del panorama actual de nuestra ciudad debiera servir como paliativo a los buenos intentos y un deseo de poner coto a errores tan viejos como su historia.

Laguna Paiva está llena de condiciones naturales, pero en potencia no hay aún un sentido de integración, priva el individualismo en su aspecto más crítico, negativo para iniciativas colectivas. Estas condiciones se dan en todos los campos: deportivo, de trabajo, culturales, sociales.

Hay desorientación, desorganización y dispersión de esfuerzos: valgan estos ejemplos: hubo basket muy bueno, ahora no pasa de mediocre. Hay cuatro o cinco clubes de fútbol cuyas participaciones en campeonatos se desconocen totalmente por falta de calidad en sus presentaciones. Hay sociedades culturales paralizadas por comisiones inoperantes y desorientadas.

Hay aguda crisis de dirigentes; los que hay no son tales, no interpretan el presente. La juventud se niega a ser conducida y aún no sabe expresar lo que quiere, aunque quizás no han llegado a discernir la necesidad de querer algo, están enervados por la T.V., el fútbol y el baile, es decir las clásicas formas de escape a una realidad que la sacude. En cuanto al baile, es el escape clásico por el sexo cuando no hay nada que hacer, o no se ve nada que hacer.

En cuanto a la generación mayor, cuarenta a sesenta años, desubicada por completo, no entiende el desorden del presente y no logra aplicar en él valores de su época. Están derrotados y lo saben, no lo confiesan; coinciden con la juventud en la actitud resignada, escéptica.

Hay veinte mil habitantes, muchas escuelas, recuerdos de épocas mejores, no hay cine en verano, los clubes más importantes dedican todas sus energías a los bailes, naipes y billares, rivalizando en esto y no en el deseo de darle a su ciudad el club social y cultural que se merece.

Hay honrosas excepciones que no pueden solas capitalizar esfuerzos y las mejores iniciativas desaparecen por falta de capacidad superior que las asista y las oriente. Quedan muchas razones por las cuales "Laguna Paiva languidece al trote y entre el barro", un barro del cual debemos sacudirnos y emprender una acción vigorosa con ánimo de salir de este estancamiento.

Laguna Paiva debe golpear a las puertas de sus centros culturales y deportivos para echarles en cara de que allí "no pasa nada", imbuirlos de su responsabilidad para con la ciudad. Debe concentrar sus barrios dispersos o promover en ellos acciones culturales. El más importante centro de cultura, la Biblioteca Alberdi, debe renovarse y volver a ser el orgullo de la ciudad como lo fue alguna vez, se debe prestar a ella el apoyo necesario para que esté al día en libros y revistas, en conferencias, debates, proyecciones, y no sólo en su local sino en los colegios.

El Liceo Municipal, de reciente creación, necesita más apoyo del que tiene. En su dirección hay una persona capaz e inteligente, que sin duda logrará su cometido. Nada en cambio podemos esperar de la Secretaría de Cultura, ya que el presupuesto que se le asigna es irrisorio (m$n. 100.000 anuales), es como pretender curar un cáncer con una aspirina.

Hay, por fin, gente joven que estudia, que trabaja, que ambiciona una comunidad mejor. Unámonos a ellos y construyamos una nueva Laguna Paiva.-